Dentro de la pecera, aunque sin agua, la humedad es
espantosa .
El calor de un verde eléctrico se mete hasta en los
huesos acompañado por esa sensación de asfixia que nunca llega a serlo del
todo. Necesito que el agua penetre a través de mis branquias invisibles.
Es mucho peor la tortura de esperar que las condiciones
cambien y dejar pasar el tiempo aun ilusionante un día y otro día sin cambio
alguno , que conocer a ciencia cierta que tal cambio no existirá y aprender a
vivir con ello. Prefiero un tiro en la sien a una muerte lenta.
Tras la pared de la pecera se divisa el exterior , tal
vez peor, pero a mi no me lo parece. No tengo datos suficientes para hacer un
juicio de valor .
Un terrible dolor de cabeza esta empezando a tomar forma;
ya estoy acostumbrada , se ve venir mientras el dolor aumenta en mi nuca.
Debo seguir con mis quehaceres , ya queda poco para que
la pecera quede ahí esperando para el día siguiente , con el calor alojado en
sus cristales.
Salgo de la pecera. Espero encontrarme en mi medio
natural, el acuático; pero no... me
duele demasiado la nuca.
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